La teoría más reciente es que existen 4 tipos de emociones básicas que
han evolucionado hacia el resto de sentimientos más complejos. Estas emociones
son enfado, miedo, alegría y tristeza.
Existen algunas situaciones a las que nunca podrás acostumbrarte. Si todo
te va mal, difícilmente podrás dejar atrás la sensación de miedo o ansiedad.
Sin embargo, las emociones positivas suelen desaparecer a lo largo del tiempo.
No importa cuánto dinero te toque en la lotería o cuán enamorado estés: las emociones positivas como el placer
siempre terminan disminuyendo.
De hecho, en un estudio se determinó que la emoción que dura más es la tristeza.
En concreto, dura hasta 4 veces más que
la alegría.
En base a este panorama parece realmente necesario poder
gestionar la intensidad de tus emociones para no sufrir tanto. A continuación
encontrarás una lista de las técnicas que no han demostrado ninguna eficacia y
las que sí.
·
Cosas que NO funcionan:
1.
Intentar no pensar en lo que te preocupa
2.
Relajarte y respirar hondo…
3.
Liberar la tensión por otras vías
4. Presionarte para tener pensamientos positivos
v Cosas que SI funcionan:
1. Intenta recordar tus
virtudes y éxitos
2. Distrae tu atención hacia
un asunto concreto
3. Piensa en tu futuro más
inmediato
4. Medita habitualmente
5. Date permiso para
preocuparte más tarde
6. Piensa en lo peor que te
puede pasar
7. Escribe un diario de tus
emociones
8. Tómate un respiro (y un
refresco) para recuperar el autocontrol
9. Cuando todo falle, busca
un espejo
10. Lo más importante:
encuentra el motivo de tus emociones
¿La conclusión?
Si quieres aprender realmente cómo controlar
tus emociones debes
saber que no hay una solución única. Encontrar la estrategia más adecuada para
regular los sentimientos negativos así cómo entender su origen para tratar la
causa es la única forma de evitar que tomen el control de nuestra mente.
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